lunes, 12 de mayo de 2014

El triángulo de las Bermudas

Las desapariciones en el mar han sido numerosas y aun los casos no resueltos son generalmente explicables. Pero si existe un lugar donde las condiciones en que han sucedido estos dramas permanecen aún en la oscuridad, ese lugar es sin duda el llamado “triángulo de las Bermudas”.
Recién en 1964 el periodista norteamericano Vicente Gaddis empleó por primera vez esta expresión en un periódico. De ahí en adelante, el “Triángulo de las Bermudas” se utiliza para referirse a la región situada entre la Florida, las Bermudas y Puerto Rico, donde centenares de aviones, barcos y personas se han desvanecido sin dejar huellas.

El vuelo 19 no responde

El 5 de diciembre de 1945, el vuelo 19, una escuadrilla de cinco aviones torpederos Avenger, provistos de un equipo de navegación muy sofisticado, levantaron vuelo desde la base aeronaval de Fort Lauderdale, en Florida, en una misión de rutina.

Las hipótesis

Se han formulado las más diferentes hipótesis a fin de tratar de resolver el misterio del Triángulo de las Bermudas. Algunos autores hablan de visitantes extraterrestres venidos del espacio para llevarse hombres y aparatos modernos a fin de estudiarlos, mientras que otros dicen que estas desapariciones se deben a seres antropomorfos pertenecientes a una civilización muy desarrollada, que vivirían supuestamente en cúpulas submarinas en el fondo del océano.
Ese lugar podría también ser el centro de una distorsión espacio-temporal que arrastraría a los barcos y a los aviones a épocas distintas a la nuestra o a otras dimensiones. Una respuesta más probable sería la existencia de un campo magnético muy poderoso susceptible de explicar algunos de los fenómenos observados, como la descompostura de los instrumentos de a bordo aunque no podría explicar otros aspectos de este enigma.

Todo se desenvolvía normalmente cuando, repentinamente, al cabo de una hora y media de vuelo, el teniente Carlos O. Taylor informó con preocupación a la torre de control que estaban perdidos y que no podían distinguir la superficie del océano.
La torre pidió entonces a las aparatos que se dirigieran hacia el oeste, pero la respuesta del oficial fue aún más sorprendente que su primera afirmación: “No sabemos dónde está el oeste. Todo parece falso, extraño. No estamos seguros de ningún rumbo. Incluso el océano no parece ser el mismo de siempre”. Como el contacto radial quedó interrumpido, un gran hidroavión bimotor «Martin Mariner» fue enviado en auxilio de los aviones, pero éste desapareció a su vez, tan misteriosamente como ellos. De este modo, seis aviones y veintisiete hombres se desvanecieron en unas pocas horas, sin que ninguna explicación racional fuera descubierta por la comisión investigadora de la Marina ni por varias “revelaciones” posteriores.

Desapariciones inexplicables

Si bien el vuelo 19 sigue siendo el caso más famoso, no es un caso aislado, ya que la lista de víctimas del Triangulo de las Bermudas es larga. Por lo demás, es esta frecuencia anormalmente alta de desapariciones en comparación con las de otras zonas marítimas, junto a otras razones, lo que ha dado origen a la fama de este lugar. Así, entre 1945 y 1975, treinta y siete aviones, más de cincuenta barcos e incluso un submarino atómico, con toda su tripulación, se han evaporado sin causa aparente y sin que se haya encontrado ningún cuerpo ni resto alguno.
Estación espacial sobrevolando el mar Caribe;
 los científicos han estudiado la hipótesis de las perturbaciones magnéticas.
Notorio es el caso del Cyclop, un carbonero de la Marina norteamericana con trescientos ocho hombres a bordo, entre los cuales estaba el cónsul general Alfredo Gottschalk, que desapareció misteriosamente en 1918. Treinta años más tarde, un avión de transporte DC 3 sufrió la misma suerte mientras se encontraba a unas cincuenta millas de Miami. El último mensaje del capitán informaba, sin embargo, a la torre de control que todo estaba bien y que esperaba las instrucciones para aterrizar. Como hecho curioso, cabe señalar que, con excepción del vuelo 19, las víctimas no envían jamás la menor señal pidiendo auxilio sino, por el contrario, a menudo indican un poco antes del drama que su travesía se desenvuelve en forma completamente normal.

Extraños fenómenos luminosos

Muchos testimonios se refieren, en cambio, a sucesos poco habituales, como la pana total de los equipos de a bordo, fenómenos visuales incomprensibles a observaciones de curiosas luces submarinas. Así, el remolcador de salvamento Good News, que cubría la ruta entre Puerto Rico y Fort Lauderdale en 1966, se vio repentinamente rodeado por una neblina muy espesa, y sacudido por un mar encrespado.
Bombarderos del tipo Avenger. El 5 de diciembre de 1945 cinco
aparatos de este tipo desaparecieron en el Triángulo de las Bermudas
El compás y los instrumentos eléctricos se descompusieron enseguida, pero cuando el navío salió de esa bruma misteriosa, el tiempo estaba despejado, el mar estaba calmo y los instrumentos funcionaban de nuevo normalmente.
El mismo tipo de contratiempo le sucedió, en 1972, al piloto Chuck Wakely cuando volaba entre Bimini y Miami, creyó ver que las alas de su avión se volvían translúcidas y en pocos minutos la cabina de pilotaje era inundada por una extraña luz, mientras el aparato cambiaba de dirección sin que él pudiera evitarlo. Finalmente, la luz se desvaneció y los instrumentos volvieron enseguida a operar en forma normal.
 
Los misterios del Triángulo de las bermudas vistos por el cine:
una escena de la película “Nimitz, regreso al infierno”, de Don Taylor (1980).
 
Por fin, en 1975, cuando la lancha costera Diligence iba en auxilio de un carguero en llamas, su radio se apagó bruscamente sin razón alguna. La tripulación vio unas misteriosas luces verdes que caían del cielo. La investigación posterior no pudo, tampoco en este caso, entregar ninguna explicación racional de esta falla y de estos extraños fenómenos.

“Cementerios del Diablo” y luces submarinas

El Triángulo de las Bermudas no es la única zona geográfica donde se han producido estas desapariciones inexplicables. El norteamericano Iván Sanderson fue el primero en realizar un paralelo entre estos distintos lugares y en pensar que todos presentan perturbaciones magnéticas, así corno una intensa actividad de luces submarinas, como las que han sido vistas en el Triángulo de las Bermudas. Sin embargo, sólo el “mar del Diablo” presenta semejanzas reales con este último.
El mar del Diablo . Este “mar” se encuentra en el oeste del océano Pacífico, entre Japón y las Islas Bonin. Desde hace siglos, centenares de naves han desaparecido allí sin dejar rastros. En 1967, las tripulaciones de tres barcos mercantes vieron “ruedas submarinas fosforescentes”, como bandas luminosas que se movían rápidamente bajo la superficie de las aguas y que irradiaban desde un foco central giratorio. Según una leyenda japonesa, existe bajo el “mar del Diablo” un reino donde el tiempo se ha detenido...

Al oeste del Mediterráneo. El español A. Ribera piensa que existiría una especie de “triángulo del Diablo” en el Mediterráneo occidental. Para apoyar su teoría, se refiere a una cantidad de aviones, barcos y submarinos desaparecidos que, en verdad, superan el promedio mundial, pero que podrían tener una explicación racional, ya que frecuentemente se ha invocado la ocurrencia de fenómenos magnéticos.

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